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Elección de Consejo Directivo y Centro de Estudiantes (del 2 al 6 de septiembre)

Y una vez más llegó el segundo cuatrimestre y junto con él las elecciones en Filo.

A diferencia del año pasado –en el que votamos a nuestros representantes para las juntas departamentales de las carreras y en la que el FEI Edición | Nota al Pie | 9ºA fue favorecido con el voto de la mayoría−, esta vez se eligen los representantes ante Consejo Directivo.

El Consejo Directivo es el órgano resolutivo de la Facultad, mientras que las Juntas Departamentales son solo órganos consultivos. El Consejo Directivo está formado por 8 profesores (titulares, adjuntos y asociados), 4 graduados que son en general auxiliares docentes (JTP y ayudantes de primera) y 4 estudiantes, elegidos cada dos años, en elecciones separadas, por sus pares. Este año, vamos a votar a los representantes estudiantiles: la lista que más votos obtiene pone al menos 3 consejeros y la segunda, si llega al 20%, se lleva el cuarto (si no, va para la mayoría). Es el organismo de gobierno más importante de la facultad. Entre otras cosas elige al decano, decide los jurados de los concursos y las designaciones docentes, aprueba los programas de las materias, determina los planes de estudio de las carreras y tiene, en definitiva, la última palabra sobre todas las decisiones de la facultad.

En la actualidad, y desde hace años, los representantes estudiantiles son de las “carreras grandes”, es decir, que participan los estudiantes de Letras, Antropología e Historia. Por este motivo y porque somos el único departamento que no responde a las autoridades de la Facultad, es que Edición siempre se ve postergada en la agenda de Filo. Así vemos, año tras año, como la precariedad presupuestaria, la falta de una oferta horaria acorde a las necesidades de todos y la falta de cátedras paralelas, por citar alguno de los problemas que más nos afectan a los estudiantes, no son prioridad. Es responsabilidad del actual Consejo Directivo que el plan para que Edición se convierta en Licenciatura esté estancado; también que no aprueben los proyectos que se elevan desde la Junta Departamental, incluso los que son aprobados por unanimidad, ignorando así los órganos democráticos.

Somos la única agrupación estudiantil que presenta candidatos a Consejo Directivo y Centro de estudiantes formada por estudiantes genuinos de la carrera: nos conocen, nos ven en los cursos, saben las gestiones que llevamos adelante desde la mayoría estudiantil al participar, con mucho esfuerzo, en la Junta Departamental.

Al igual que en años anteriores, nuestra agrupación se suma al Frente Amplio Progresista-UNEN con compañeros independientes de otras carreras y agrupados en el Partido Socialista, Libres del Sur y el GEN. Con ellos compartimos:

  • las ideas del Reformismo;
  • la preocupación frente a un movimiento estudiantil que agota sus ambiciones en la lucha intestina y facciosa entre las agrupaciones que lo conducen;
  • la convicción de que es posible construir una política democrática y relevante para el claustro de estudiantes.

Estas elecciones son obligatorias y es uno de los requisitos para mantener la regularidad. Se vota en los pasillos de la facu con libreta, DNI o cédula del 2 al 6 de septiembre.

Boleta Cons

¿En qué creemos?

Creemos en la autonomía productiva de la Universidad como actor social, cultural y político fundamental para el desarrollo nacional: la Universidad no debe estar “al servicio del modelo de país”, porque es precisamente el ámbito donde tal modelo se debate, se cuestiona y se defiende, se formula y se pone en crisis. Poner la Universidad al servicio de un gobierno es terminar la batalla de las ideas con la paz de los cementerios. Pero tampoco debe ser la autonomía el nuevo “refugio secular de los mediocres” del que hablaran los reformistas de 1918. Frente a quienes conciben la autonomía como el refugio natural del exotismo político e intelectual, y se resignan a no tener más que un impacto marginal en la vida social, nosotros creemos en una Universidad protagonista de los debates de su tiempo y factor de cambio para la realidad del pueblo.

Creemos en el cogobierno universitario no como el espacio donde distintas facciones negocian sus intereses, sino como la principal herramienta para una construcción democrática del conocimiento. La idea de cogobierno depende de considerar el saber como la construcción colectiva de una comunidad de sujetos, y de expulsar del seno de tal comunidad toda noción de autoridad que no se sostenga en el debate libre, el respeto al otro y la primacía de los valores democráticos. En tal escenario, creemos que los estudiantes cumplen el rol fundamental de catalizadores del cambio. Como dijera Alejandro Korn “Ellos y solamente ellos representan el ímpetu propulsor, la acción eficiente, capaz de conmover la inercia y de evitar el estancamiento: sin ellos nada se ha hecho ni nada se habría hecho”. Por eso, rechazamos la lucha cortoplacista que se preocupa más por su posicionamiento político que por el desarrollo de la vida académica de la facultad.

Creemos en la defensa de la excelencia académica como un derecho inalienable de los estudiantes y una obligación de la universidad pública hacia la sociedad que la sostiene. Lejos de ser la expresión de un elitismo intelectual, la demanda de calidad académica responde a los intereses propios del claustro estudiantil y es el sostén necesario para una acción eficaz de la Universidad como factor de cambio social. Rechazamos todo antagonismo entre masividad y excelencia, y sostenemos que su articulación productiva es uno de los desafíos fundamentales de nuestras instituciones educativas. Por supuesto, definir qué es aquello que llamamos “calidad” es un debate político central, y debe realizarse por la totalidad de la comunidad. En este debate se debe priorizar la diversidad de perspectivas y se debe atender a las necesidades de la sociedad.

Creemos en el acceso de todos a la universidad pública, y creemos que esta no se termina en la gratuidad de los estudios. Más allá de la barrera económica (que no se elimina plenamente con la gratuidad), existen muchas otras barreras para el acceso a la vida académica. Mientras que en alguno de estos aspectos hemos logrado avances significativos (como con el Reglamento de Reconocimiento a la Identidad de Género y el nuevo Régimen de Asistencia para contemplar situaciones de embarazo, discapacidad o enfermedades), todavía existen otros campos que se resisten, como por ejemplo el acceso igualitario de los estudiantes a la investigación y a las cátedras, la posibilidad de trabajar y estudiar a la vez, o el acceso a los materiales de estudio. El compromiso con la Universidad de Todos no se termina en el rechazo a toda forma de arancelamiento, sino que requiere una institución capaz de adaptarse a las necesidades cambiantes de los sujetos que la habitan.

Creemos en la hermandad latinoamericana, más allá de una postura declamatoria, como una deuda pendiente de nuestras universidades. Tal hermandad no se demuestra con resoluciones de solidaridad con los movimientos estudiantiles de otros países, ni con la simple retórica “sudamericanista”, sino que demanda que trabajemos activamente en la integración de nuestras instituciones académicas. Debemos fomentar el tránsito de conocimientos entre la UBA y las demás universidades del país y del continente, al impulsar becas de intercambio para el grado, la posibilidad de tránsito entre las instituciones, el desarrollo de investigaciones conjuntas, la realización de congresos y jornadas y el impulso de políticas públicas para el sector.

Alguna de nuestras propuestas

Reforma del reglamento de juntas. Cuando en años anteriores todas las agrupaciones se quejaban de lo injusta que es la mayoría de profesores en las Juntas, o lo poco democráticas que son las elecciones de Director del Departamento, olvidaban apropiadamente mencionar lo sencillo que es resolver el problema. Las Juntas Departamentales son organismos que solo existen en las Facultades de Ciencias Sociales y Filosofía y Letras, y sus reglamentaciones son elaboradas por sus Consejos Directivos. Por esa razón, en Sociales no solo es igualitaria la representación de los claustros, sino que se elige al Director por el voto directo de la comunidad académica. En Filo podemos lograr la democratización de los órganos de cogobierno al asumir el compromiso de la representación del claustro estudiantil.

Fomento de la producción estudiantil. Los estudiantes de la Facultad se involucran en una increíble cantidad de espacios de producción intelectual y creativa que incluyen proyectos editoriales y artísticos de todo tipo, exploración en nuevos medios, actividades de extensión, etc. Sin embargo, nuestra Facultad, en lugar de estimular tal creatividad, la ignora y margina, y prefiere mantener un control rígido sobre sus proyectos institucionales antes que permitir el florecimiento creativo. Hoy en día, recibir el apoyo de la Facultad para un proyecto depende en igual parte de nuestra suerte, atrevimiento y capacidad de navegación por la burocracia como individuos aislados. Nosotros proponemos un sistema de fomento con fondos propios, con mecanismos de inscripción y selección transparentes y que privilegien la diversidad de la producción. Que maximice, en definitiva, la capacidad de uso de los recursos hoy disponibles.

Reglamento para viajes. Conseguir el subsidio de la Facultad para la planificación de un viaje estudiantil implica hoy someterse a un infierno burocrático, a una negociación política con los consejeros para conseguir su aprobación y a una carrera económica entre los estudiantes para asegurar que “su” congreso no sea relegado entre los distintos pedidos. Nosotros proponemos un sistema mediante el cual se asignen fondos anuales para la realización de viajes con fines académicos, que permita que cualquier grupo de estudiantes organizado al efecto pueda solicitar el subsidio y recibirlo directamente (hoy son los consejeros estudiantiles los que reciben el dinero), estableciendo un cronograma de viajes de manera que el subsidio llegue a tiempo, en lugar de que los pedidos se aprueben (como ha sucedido), luego de haberse realizado la actividad.

Reglamento de adscripciones y ayudantías de segunda. En la actualidad, existen múltiples diferencias en la manera en que las distintas carreras (e inclusive distintas cátedras) usan las adscripciones y las ayudantías de segunda, es decir, los espacios de las cátedras abiertos a los estudiantes. Existen distintos criterios y mecanismos de ingreso, cumplen las más variadas tareas (inclusive fuera de reglamento) y acceder a tales espacios – muy limitados, por cierto− y depende, en general, del “padrinazgo” de un docente. Necesitamos un reglamento que, desde un nivel institucional, defina mecanismos de ingreso más justos, mediante convocatorias públicas y mecanismos de elección trasparentes, que especifique mejor las tareas y las adapte a nuevas necesidades y capacidades, y que asegure el acceso a la mayor cantidad de estudiantes. Creemos que de este modo se fortalecen los espacios de investigación y docencia desde el claustro estudiantil.

Becas para estudiantes en proyectos de extensión universitaria. Queremos promover que la Facultad, siguiendo la iniciativa de la Universidad Nacional de La Plata, otorgue becas equivalentes a una renta simple de un ayudante de segunda a estudiantes dentro de proyectos de extensión, en base a un plan de trabajo del programa y del beneficiario de la beca. De esta manera, se promociona el trabajo de los estudiantes en el campo, y se fortalecen y potencian los programas de extensión y transferencias comunitarias.