¿Por qué estamos hablando de esto?
La semana pasada fueron las elecciones en Puan. La facultad, además de sus actividades normales, fue lugar y contexto de la expresión política estudiantil. Los pasillos estaban llenos de estudiantes buscando sus mesas, esperando en la fila para votar y acompañándose en el proceso. Pero, como todes sabemos, la idiosincrasia de las elecciones en Filo tiene mucho más detrás de las boletas y las urnas.
El hecho de que les estudiantes voten por sus representantes en espacios de toma de decisiones de la facultad es producto de la lucha de numerosas generaciones por la libre expresión y la autonomía de la gestión de las universidades. Sería poético pensar en este momento como una expresión de camaradería y comunidad. Todo esto es parte de la realidad y nos enorgullece como puaners. Sin embargo, hay un lado B que se manifiesta para el mal de la mayoría y son los excesos que padecemos como comunidad: la militancia, en su pasión, se olvida del respeto que debería tener por los votantes, por sus compañeros militantes de otros espacios y por la facultad en sí.
¿Qué es lo que ocurre?
Recorrer Puan se convierte en toda una odisea. Desde el momento en que atravesamos las puertas, por un momento dejamos de ser personas y nos convertimos en un voto andante que más de un militante busca captar. Te abordan en la planta baja, te siguen en las escaleras, ignoran tus “no, gracias”, se pelean por hablarte aunque en realidad no paren de monologar y discutir entre ellos por algo que no preguntaste, te interrumpen cuando hablás o se quedan custodiándote como un recurso inanimado en la fila mientras esperás con tu DNI en mano a que los fiscales te digan que te toca votar.
Eso es acoso. No podemos seguir normalizando estas faltas de respeto como la “idiosincrasia de las elecciones”. Hacerlo es un claro ejemplo de violencia internalizada. No deberíamos suplicarle a nadie que nos trate como un igual, que nos escuche y que respete nuestras decisiones. Después de todo, es nuestra decisión la que está siendo puesta en valor con nuestro voto. No todes tenemos la energía o la fuerza de voluntad para defendernos ante las agresiones que nos rodean ni poseemos las herramientas para evitarlas en primer lugar. La facultad debería ser un espacio seguro donde ningún estudiante se sienta disminuido, incómodo y manipulado.
La Facultad de Filosofía y Letras y la UBA son espacios que fomentan la pluralidad de voces. Por eso es importante no demonizar la política en la facultad, sobre todo en este contexto nacional donde se busca reducir la organización y participación estudiantil en las decisiones de este gobierno, que atentan contra la educación pública y contra la cultura. Pero, si la experiencia de participar en las elecciones es traumática por la violencia con la que algunas agrupaciones comunican sus ideas y acosan a les estudiantes, el rechazo a la participación política se extenderá por fuera de la universidad y será terrible para todes. El fenómeno que permitió que quienes están en el poder nacional en este momento hayan llegado a donde están es consecuencia, en parte, de la poca escucha que tiene la militancia a la sociedad que busca representar. Lamentablemente, las prácticas de las agrupaciones estudiantiles partidarias reflejan esta falta. Es un síntoma más de este momento sociopolítico actual de prácticas violentas en la comunicación mediática, disfrazado de libertad de expresión.
En 2022 fuimos testigos de cómo la violencia del ambiente electoral llegó a su punto máximo con el enfrentamiento abierto y físico de les militantes de varias agrupaciones estudiantiles. Estas personas que se propusieron representar al estudiantado desataron una batalla campal que puso en peligro a incontables estudiantes, impidió el transcurso de las clases y llegó a los medios de comunicación masivos. Recordemos la vergüenza que fue explicarles a nuestros seres queridos que nuestra casa de estudios es un espacio seguro con esos videos circulando. El miedo no es algo que deba ser parte de nuestra cursada. Si bien la rivalidad es entendible y bienvenida, las agresiones no lo son. No olvidemos que, en esa oportunidad, lo que desató el combate fue algo que, en primer lugar, no debía estar ahí: un cartel.

¿Por qué hay tantos carteles?
Esa es una gran pregunta. Puede que varias personas no lo sepan, pero hay espacios dedicados para que cada agrupación pueda hacer comunicaciones: las carteleras. De hecho, cada agrupación tiene una cartelera propia en el edificio de Puan y tendrá más una vez que se instalen las nuevas carteleras en el edificio de Bonifacio. En estas carteleras cada agrupación puede expresarse y comunicar lo que desee. Es un espacio propio de libertad y es igual para todes. Desde la más pequeña de las agrupaciones que imprime sus boletas en su casa con plata de su bolsillo, hasta las más grandes y con capacidad de financiamiento, cada una cuenta con un espacio que permite que todas puedan visibilizarse y llegar a les estudiantes.
Entonces, ¿por qué se llenan de papelería ventanas, columnas, paredes, techos y hasta escalones? La respuesta simplificada es: porque pueden. Las agrupaciones que cuentan con el dinero suficiente para mandar a diseñar e imprimir a todo color en hojas A1 sus carteles de campaña se aprovechan de los espacios comunitarios de la facultad para ganar terreno de autopromoción. Estos espacios no deberían utilizarse por varias razones, pero la más preocupante es por la seguridad de todes.
Colocar cartelería en los descansos de las escaleras y pasillos dificulta el paso y crea obstáculos con los que cualquiera puede tropezarse y caerse, sobre todo en horario de recambio donde hay mucha gente y perdemos visión del piso. Tapar ventanas impide su apertura para la circulación de aire, más que necesaria cuando algunes fuman adentro, y no permite que haya luz natural en el interior del edificio, haciendo que los obstáculos sean aún más difíciles de sortear, sobre todo para aquelles que tienen visión reducida. Ya la SEUBE hizo esfuerzos estos últimos años para pedir a las agrupaciones que despejen las salidas de emergencia, las ventanas, las puertas y los pasillos de mayor circulación en un intento de que Filo sea un espacio más accesible para todes y considerado con las diferentes necesidades de movilidad de la comunidad. Incluso han ofrecido reemplazar el uso de armarios colocados de prepo en los pasillos por lockers en los accesos a las escaleras laterales. El FEI colaboró con este pedido, pero no podemos decir lo mismo de las demás agrupaciones que siguen ocupando espacios comunes a pesar de que expresamente se les haya pedido que dejen de hacerlo.
Por otro lado, con la enorme cantidad de carteles ubicados en lugares indebidos, les no docentes no pueden limpiar como corresponde y se ven obligades a no poder cumplir realmente con sus labores. Ni hablar de la mugre que queda en la facultad luego, porque las agrupaciones que colocan los carteles no se hacen cargo de quitarlos una vez terminada su campaña. Quienes cursaron el viernes por la noche son testigos de la cantidad de papeles que había en el piso y de que les militantes estaban presentes, pero tocando bombos y cantando a todo pulmón en lugar de ayudar a les no docentes a limpiar. Pareciera que es más importante hacerle cantitos a una agrupación rival en lugar de velar por el bienestar de la comunidad de Filo y sus espacios. Y lo peor es que quienes sí queremos ayudar tampoco somos libres de hacerlo. ¿Acaso ustedes se animan a correrle un cartel a una agrupación después de lo que ocurrió en 2022?

Además de representar un peligro para la circulación y la higiene, la colocación de carteles en espacios comunes resulta en un abuso de los espacios por parte de las agrupaciones. Quienes tienen estas prácticas demuestran una clara intención de avasallar a otras agrupaciones que sí respetan los espacios asignados. Si esto no se controla, si no hay consecuencias para utilizar espacios comunitarios como propios, no hay una defensa real de la democracia. ¿Cómo pueden competir con las agrupaciones financiadas les estudiantes organizados que ahorran para comprar las fotocopias de sus materias? Todes tenemos derecho a expresarnos y a hacerlo con respeto, sin abusar del poder, sin impunidad. Es por este motivo que desde el FEI hicimos ya el pedido de que se controle el uso de cartelería en los espacios comunes en 2022 y seguimos repitiéndolo.
Busquemos formas de comunicar propuestas e ideas de manera más asertiva. No podemos dejar que la violencia sea la insignia de nuestra facultad. Si los mismos militantes y sus espacios políticos no son capaces de hacerlo por su cuenta, es necesario que establezcamos reglas claras para que las elecciones puedan desarrollarse en paz y que todes nos comprometamos a respetarlas. El proceso electoral debe ser respetuoso con les estudiantes y constituir un momento de reflexión para poder votar a conciencia y encontrar maneras de mejorar nuestra experiencia académica. Trabajemos en conjunto para que votar no sea un momento de estrés y angustia, sino de orgullo y reivindicación de nuestro derecho a organizarnos.
Por eso es importante insistir con el pedido de una veda electoral para las próximas elecciones, para que todes podamos participar en armonía de la defensa y promoción de la democracia en la facultad. Firmá el petitorio si deseás contribuir a que esto suceda.

Loli García Colombo
- Editora de manuales escolares digitales.
- Swiftie madre de dos michis.
- Fan de juegos de rol y juegos de mesa.
| Estudiante de Edición |

