El encuentro plurinacional

Un espacio horizontal, federal y autogestivo de construcción del conocimiento, donde se organiza el movimiento transfeminista

Este año el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries se hace en Jujuy. Es el encuentro número 37, organizado de manera horizontal y autogestiva por el movimiento feminista de nuestro país. Es un fenómeno sin igual en el resto del mundo: Cada año más de 100 mil personas nos encontramos en una ciudad distinta, con la intención de que sea más en las periferias que en los centros. No es que tengamos ganas de viajar treinta horas solo de ida y otras treinta de vuelta cada año –al menos quienes no vivimos en el norte del país–, sino que pretendemos que sea federal para acercar el debate de los feminismos a cada región y que la construcción del conocimiento no sea un privilegio de las capitales.

No siempre se llamó así, antes era simplemente “Encuentro Nacional de Mujeres”, pero la participación activa de los pueblos originarios y de otras naciones ameritó renombrarnos como plurinacionales. Y el “mujeres” como manera de señalar que se invitaba al encuentro a toda persona que no fuera hombre cis, a esta altura del debate y con la interseccionalidad del transfeminismo, quedaba chica.

Las machis del malón (mapuches) hacen rituales con palos y danzas antes de comenzar a marchar.

Cada encuentro alberga un montón de talleres, 103 este año para ser exacta, donde se debate en ronda en las aulas de las universidades y escuelas de cada ciudad, se cuentan experiencias, se construye conocimiento de manera horizontal y colectiva, y se dejan asentadas las conclusiones. Estos talleres se organizan en 16 ejes temáticos, que van desde activismo y organización, hasta relaciones sexoafectivas, pasando por educación, medicina, violencia, arte, derechos, religiones y más. Un ejemplo de la trascendencia de lo que se construye en los talleres es la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que nació en uno de los talleres hace ya muchos años, mediante una alianza de organizaciones y personalidades de todo el país que articuló y sigue articulando acciones comunes en pos de la legalización y el acceso del aborto. También en dichos talleres se crearon las Socorristas en Red, una organización federal y apartidaria distribuida en diversas grupas a lo largo del país, que se encarga, desde antes de que la ley fuera ley, de asesorar la manera efectiva y responsable de cómo abortar con pastillas, y de coordinar con la red de profesionales de la salud a favor del aborto para garantizar un acceso seguro y con cuidado a la salud mental de quienes necesiten abortar.

Las Socorristas en Red suelen marchar con pelucas rosas. La marcha se eleva sobre las calles onduladas de Bariloche (2023).

Pero no todo es activismo. También hay talleres de reflexión, de compartir experiencias y sumar herramientas de gestión emocional y compartir saberes para la vida cotidiana. En mi primer encuentro, allá por 2016, fui al taller de relaciones sexoafectivas, que se subdividió en relaciones monógamas y relaciones no monógamas, y luego en poliamor y relación abierta, a medida que éramos más y más les que llegábamos al taller y necesitábamos dividir las rondas para poder escucharnos entre todes. Ese año manifestamos en las conclusiones que necesitábamos subdividir los talleres de manera oficial, y la comisión organizadora –que también es un taller, abierto a quienes quieran participar y en coordinación con les activistas de la ciudad donde se decide hacer el encuentro– se encargó de que al año siguiente figuraran separados en la lista de talleres. Lo mismo sucedió con Lesbianismo y Activismo lésbico, donde en el primero concurrían más lesbianas que querían conversar sobre sus experiencias relacionales y cómo afectaba su orientación u identidad en su vida cotidiana, y en el segundo las lesbianas que ya habían pasado por esas reflexiones querían organizarse para hacer actividades de visibilización y lucha por sus derechos.

Una consigna que se leyó mucho el encuentro pasado: “¿Dónde está Tehuel?”, que hace referencia a Tehuel de la Torre, un chico trans que desapareció hace varios años, y se volvió un emblema de la lucha contra los travesticidios.

El encuentro dura tres días. El corazón del encuentro son los talleres, pero también hay otras actividades, como recitales, obras de teatro, proyecciones, charlas, fiestas, ciclos de arte, batucadas, milongas y más. Algunas son organizadas por la comisión organizadora, y muchas otras son espontáneas o extraoficiales, tanto por los espacios culturales de la ciudad anfitriona como por grupas de todo el país, que hacen presentaciones y performances en cada plaza, esquina o escenario. Al final del encuentro, una marcha multitudinaria atraviesa la ciudad, y las señoras nos saludan emocionadas desde los balcones y sus maridos nos miran frunciendo el seño y de brazos cruzados y las niñas divertidas quieren sumarse y las madres les dan la mano y caminan un poco con nosotres por la vereda. Es un mar de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersexuales y no binaries que inunda la ciudad con actividades culturales e invita a les locales a sumarse a la ola. En la crónica que escribí para el último número de Revista Fulana, cuento mis aventuras del último encuentro, los talleres a los que fui, los desencuentros y las conquistas, más anécdotas de otros años (“Bariloche Transfeminista”, en Fulana #4: Cómo partir del no futuro, pp. 28-32 del PDF).

La diversidad de banderas y agrupaciones federales que se organizan para traer al encuentro a quienes quieran venir, junto a les que venimos de manera independiente.

Este es el primer año que no viajo al encuentro, por falta de presupuesto y también porque no puedo faltar a trabajar. Eso me hizo dar cuenta del privilegio que tuve los seis años anteriores que fui, ya sea pagándome los pasajes y el hostel, durmiendo en casas de amigas de amigas de amigas, o bien viajando con alguna grupa y durmiendo en las escuelas con bolsa de dormir.

 En las escuelas, que son el alojamiento gratuito que provee la organización del encuentro en coordinación con el Estado, armamos la carpa dentro de las aulas.

Este año, como todos los anteriores, los centros de estudiantes de cada facultad, como también diversas agrupaciones sociales, ya sean partidarias o no, se organizan para llevar a quienes quieran viajar. En este contexto socioeconómico y político, donde más que nunca es necesario seguir debatiendo y construyendo nuestra cultura y nuestros espacios de saber, es imprescindible que puedan seguir organizándose para viajar. Es valioso que les estudiantes universitaries se permitan experienciar estas instancias de conocimiento que difieren de los espacios tradicionales de saber, institucionalizados y jerárquicos. También, que puedan acercarse a la política y el activismo desde un lugar horizontal, apartidario e independiente, y a partir de allí encontrarse con quienes tengan afinidad para accionar de manera colectiva.

¡Buen viaje a les encuentreres puaners de este año! Nos encontraremos el próximo y seremos millones.

Hada Quelarre
(Ana Solari)

  • Editora de revista Fulana.
  • Poeta performática.

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